Me llamo Ani.
Conservo el tiempo entre mis manos, como quien restaura un cuadro antiguo y descubre, capa a capa, el alma que estaba dormida.
Soy Conservadora y Restauradora de Patrimonio (en un Museo Nacional), observo aves y guardo silencios, autora de velas y aromas de lujo silencioso, y también la creadora de Anna Brin: un universo íntimo donde la cera, las flores y los aromas cuentan historias que no necesitan alzar la voz.
Anna Brin nació como un susurro, de una necesidad íntima de traducir el tiempo en fragancias, en formas, en materia poética.
De crear belleza silenciosa.
De ofrecer algo que se acerque a lo esencial, como lo hace la luz cuando cae sobre un objeto querido.
Como restauradora, aprendí a escuchar lo que fue.
Como creadora, busco formas de honrarlo.
Cada vela que nace de mis manos lleva algo de mí: de lo que fui aprendiendo en el amor, en el duelo, en el arte y en la contemplación de la naturaleza.
Algunas son pequeñas memorias.
Otras, tributos secretos.
Unas huelen a cerezo en flor.
Otras, a mar en invierno.
Mi trabajo no busca estridencia, sino profundidad.
No está hecho para la multitud, sino para quienes saben mirar y oler con el alma.
Este espacio es un refugio, un jardín secreto hecho de memoria, botánica, fragancias y silencio.
Gracias por estar acá.
-Ani. Fundadora y Alma de Anna Brin.